10 abril 2014

Crítica: "Gran Torino" de Clint Eastwood

Esta película se presentó como la última actuación del gran Clint Eastwood en el cine (aunque luego vendría una película extra). Aquí una vieja crítica de una cinta memorable.





Si hablamos del aspecto tramático la historia es simple, muy simple, el guión no resalta por ningún lado, da un protagonismo absoluto al personaje de Clint y es aquí donde reside su éxito. El veterano actor da una clase maestra de actuación con un personaje hecho a su medida: Walt Kowalski, un viejo cascarrabias con la suficiente fuerza para cargarse a quien le venga en gana. Cada gesto, cada gruñido y cada burla hace que el espectador suelte risas sin parar, podríamos decir que la gracia del personaje pesa tanto por sus frases que por la empatía del público hacia Clint. El personaje también nos da una especie de híbrido de los personajes más famosos del actor, desde "el rubio" de "El bueno, el malo y el feo" hasta el protagonista de "Harry, el sucio".

La película es una conglomeración de muchos temas, la inmigración, Estados Unidos como un escenario de todas las razas, un llamado a la tolerancia, un llamado a la aceptación (por más insultos racistas que tenga). Menciona el problema de las pandillas (escena de la hermana llegando golpeada, realmente impactante), el dilema de los jóvenes entre ser víctimas o victimarios, la separación de la familia (genial escena en el cumpleaños de Walt, el gesto de Eastwood es impagable), la unión con gente que al principio parece extraña (la reunión en la casa de los vecinos). Ese es el mensaje de la película, el apoyo, ver más allá de la raza, más allá de la piel. Este mensaje se corono con un final predecible pero impactante, quizá algo decepcionante para los que esperábamos el regreso de Harry el sucio, pero emotivo y sublime al fin y al cabo.

Es aquí donde entra el primer pero de la cinta. Al cargarse Clint toda la película a la espalda los secundarios pasan desapercibidos, es más, si sacamos a Clint quedaría solo una cinta del montón con moraleja, y es que el director se descuida demasiado en elegir a sus secundarios. Casos como su joven co-protagonista o casi todos los actores de origen asiático son simplemente vergonzosos (escena donde el joven es encerrado en el sótano), sus gestos son obligados, sobreactuación por doquier. Quizá la breve aparición de John Carroll Lynch como barbero sea una muy agradable excepción (las escenas en la barbería son simplemente brillantes).

En el aspecto técnico podemos decir que Clint nos da una dirección sobria, da protagonismo absoluto a la historia dándonos un punto de vista cómodo. La fotografía cumple su papel con el característico tono gris de las cintas de Eastwood. En aspecto musical un acompañamiento poco memorable, aunque la musicalización cumple con creces en especial cuando el joven trabaja (la escena con el árbol en la lluvia). Mención especial para la preciosa canción del final donde Clint nos sorprende animándose a cantar la primera estrofa del tema de cierre que lleva el mismo título de la película (él mismo Clint ayudó en su composición junto con el genial Jamie Cullum).

Ojos de Perro 

Lo Mejor: Clint Eastwood, la fotografía, la canción del final, las escenas en la barbería, el mensaje. 

Lo Peor: Los secundarios demasiado descuidados, la simplicidad del guión. 

Puntuación: ***

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